ROBERTO FERREYRA

Michoacano en Chicago

Ferreyra es un artista quien ha residido en Chicago por quizás una treintena de años. Su trayectoria refleja su pasón por las artes y por la promoción de la cultura mexicana no sólo en las artes visuales, sino en la música y la danza, específicamente la prehispánica.

En Estados Unidos es uno de los artistas mexicanos de más prestigio. Su obra es técnicamente inmejorable y su amor por la tierra que lo vio nacer, Michoacán, es indudable.

Promovió en su galería El Colibrí, situada en el corazón del barrio mexicano, lo bueno de nuestra historia y raíces mexicanas y es ejemplo de eso de “abrir caminos” para otros artistas.

Compartimos un pensamiento con el intento de hablar de su carrera y mostrar más de su trayectoria artística en próximas ediciones:


Una Visión Diferente de la Migración

"Dice un chiste popular que una cosa es el turismo y otra la emigración.

En mi caso así fue. Había viajado por los Estados Unidos de América en diferentes ocasiones; casi todas relacionadas con mi labor como artista plástico.

Nunca pensé en emigrar a este país, pero en esos viajes fui recolectando amistades y éstas me fueron relacionando con el medio artístico y académico en Chicago, en Nueva York y Canadá, y de esa manera fui invitado por Cultural Center de Chicago para venir a participar en un proyecto con artistas internacionales.

En mi caso yo fui afortunado ya que nunca tuve la necesidad de emplearme fuera de lo que son mis habilidades. Pero no con todas esas personas es así, por eso creo que es importante reconocer la labor que hacen los migrantes, ya que gracias a su esfuerzo, muchas personas subsisten y pueden sacar adelante sus proyectos familiares.

Nunca me considere emigrante, pero lo soy, aunque prefiero llamarme nómada".

Chicago estaba en boga y había buen presupuesto para proyectos artísticos y culturales. Cuando recibí una invitación para trabajar formalmente con una organización de esta Ciudad, entonces decidí probar.

Al comenzar a vivir aquí, me di cuenta de la realidad de la mayoría de mis paisanos quienes al emigrar, experimentan una realidad dolorosa: Se abandona la tierra, la familia, los amigos, muchas veces hasta la profesión o el oficio para venir a emplearse en trabajos que quizás nunca imaginaron. Muchos de ellos mal pagados pero preferible al sueldo que se percibía en su país.


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