Las Amenzas de Trump y lo que nos Espera

...Hay necesidad de firmar acuerdos


Por Heriberto M. Galindo Quiñones

No debe haber dudas ni confianza respecto de lo que nos espera a partir del 20 de enero próximo cuando se inaugure el segundo periodo gubernamental del presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump. El panorama de las relaciones bilaterales se pronostica sombrío, difícil y peligroso.

Sus características más notorias, evidentes y obvias de Trump son harto ofensivas, y se sustentan en falta de respeto, violencia verbal, arrogancia, soberbia, prepotencia, abuso, irascibilidad, espíritu dominante y carencia de escrúpulos y de buenas maneras. Su discurso y sus actitudes para con México y para las y los mexicanos han sido muy bélicas y de una transparencia y una contundencia atroces, precisamente para no dejar lugar a dudas y a confusiones; y lo proyectan como el más mal educado, arbitrario, inamistoso, racista, discriminador, amenazador y agresivo presidente de Estados Unidos hacia nuestro país y hacia nuestra población, especialmente ensañado contra las y los migrantes mexicanos y latinoamericanos. Así que no nos extrañe lo que nos espera como país, como gobierno, como sociedad y como economía.

Al gobierno mexicano que encabezó Andrés Manuel López Obrador (AMLO) el presidente Trump le exigió una colaboración forzosa para detener o por lo menos para atenuar el flujo migratorio proveniente del sur de la frontera mexicana con Guatemala y con Belice, no obstante que, con datos duros, quedó demostrado que durante el sexenio gobernado por Enrique Peña Nieto y en el primer año de AMLO como Presidente de México la migración mexicana disminuyó, aunque volvió a resurgir durante los cinco años restantes del sexenio de la Cuarta Transformación, lo cual demuestra que el excesivo reparto de dinero que se llevó y se lleva a cabo como parte de los programas sociales del gobierno federal no ha propiciado que el flujo migratorio mexicano disminuya, sino que se ha acrecentado, y ello demuestra que con todo el dinero que mensualmente recibían y reciben nuestros paisanos de ambos géneros de parte del gobierno, no basta para mitigar las necesidades más sentidas de la población y por ello nuestros compatriotas siguen buscando residir en los Estados Unidos por necesidad y en busca de mayores ingresos, como lo hacen quienes llegan a México procedentes de infinidad de países y no solamente de Centroamérica y del Caribe.

El anterior gobierno de México tuvo que ceder ante la amenaza trumpiana de establecer aranceles a los productos exportables mexicanos y por eso se sintió obligado a enviar a la frontera sur a más de 20 mil integrantes de la Guardia Nacional, quienes integraron un muro humano contra el flujo migratorio, decisión que generó infinidad de críticas por haber atendido tan infame petición.

Ahora como presidente electo y desde los recientes tiempos de la campaña proselitista de Donald Trump, nuevamente se hicieron públicas sendas amenazas entre las que destacan el establecimiento de aranceles (25%) a los productos mexicanos, la expulsión masiva de migrantes, el cierre de la frontera y la invasión al territorio mexicano, con el pretexto de venir a capturar a los llamados narcoterroristas, más la revisión del TEMEC: son asuntos que están en el debate binacional, día con día, y ahora hasta contra Canadá arremetió Trump en el tema de los aranceles.

La exigencia es que el gobierno mexicano que encabeza la Doctora Claudia Sheimbaun sea eficaz en el combate al narcotráfico, especialmente contra el fentanilo, y que contribuya más para detener la migración hacia ESTADOS Unidos de America, ignorando el informe de las estadísticas del gobierno de Joe Biden en el sentido de que el flujo migratorio que cruza nuestro país procedente del exterior se ha reducido en más del 70 porciento durante los últimos dos años. Este dato al parecer no le importa a Mr. Trump, o al menos gusta de dar la impresión de que lo ignora o que desconoce ese reporte.

En la víspera de la asunción como sucesor del presidente Biden, Donald Trump muestra que va en serio con sus advertencias y amenazas, más aún a partir de los anuncios que ha hecho de quiénes serán sus colaboradores en el gobierno: Todos los nombres dados a conocer señalan a personajes de línea muy dura ubicados en la ultra derecha estadounidense, quienes se han caracterizado por ser enemigos verbales, mediáticos y también amenazantes hacia nuestro país y especialmente contra quienes migran y contra el gobierno de la 4T, sobre todo referido a AMLO, lo cual es un presagio ominoso que anuncia futuras y funestas tempestades, diplomáticas, económicas y sociales con intenciones intervencionistas que violarían más y más nuestra soberanía; aunque ciertamente vivimos en una cabal interdependencia que no muchos entienden, pero la soberanía de México como país independiente y soberano debe respetarse y las y los mexicanos tenemos que defenderlo siempre, con inteligencia.

Así que con Donald Trump no hay ni habrá lugar para sorpresas dado el odio manifiesto y las ideas tan negativas de él y de su futuro equipo de colaboradores. Esta situación más parece la crónica de un conjunto de amenazas por cumplirse.

En lo personal no pienso que el futuro presidente estadounidense cumpla al pie de la letra sus dichos amenazantes, pero de que sabe presionar, fustigar, asustar y actuar con maldad, no hay duda.

Considero que él va a hacer planteamientos y propuestas exigentes muy radicales y de enorme dureza ante el nuevo gobierno mexicano, y seguramente que algo logrará, y así llevará “más agua a su molino”, pues su estilo tan obvio y tan conocido, es presionar, amenazar, asustar y alarmar hasta lograr el propósito buscado.

Tampoco creo que Trump cerrará la frontera con México como lo ha anunciado, pues ello sería anti económico para su propio país y contrario a México. No considero que habrá una invasión para capturar narcotraficantes en territorio mexicano pues estaría violando la soberanía nacional mexicana y el derecho internacional, pero sí podría lograr un acuerdo y la autorización respectiva para que un mayor número de agentes norteamericanos actúen de manera “legal” en nuestro país.       

A Donald Trump no le importa el qué dirán de él y de sus declaraciones y realizaciones.

Por ejemplo, al parecer no le preocupa que con los supuestos aranceles del 25 porciento se encarezcan los productos y las mercancías provenientes de México que consume su mismísima población; tampoco reconoce que con la expulsión masiva de migrantes se encarecerá la mano de obra que usan las empresas de su país; y así sucesivamente.

Me parece que las primeras reacciones de la presidenta mexicana han sido correctas al responder con firmeza, contundencia y con buenas maneras las amenazas del vitriólico vecino, pero el gobierno mexicano no debe confiar. Esperemos que muy pronto se celebren encuentros civilizados e institucionales entre ambos presidentes y con los dos equipos de gobierno, y lo deseable es que surjan y se firmen acuerdos en los que las dos partes cedan en algo para que pueda sobrellevarse en mejores términos la eterna vecindad, el intercambio, los negocios y la interdependencia, a la luz de que México es el principal socio comercial de Estados Unidos.

La firmeza y la prudencia en medio de la terca realidad son siempre buenos consejeros para ambos gobiernos, pero siempre habrá que estar alertas, atentos y prestos para reaccionar a las amenazas y alarmas y al drama de las expresiones dadas a conocer con tanta virulencia, por las posibles concreciones que pretende el futuro gobernante de nuestro país vecino.

No hay razón ni tiempo que perder para confiar o para actuar con ingenuidad. Son tiempos para no pestañear o para no dormirse en los laureles que no existen.

Algo imperdonable que no es sano ignorar y menos aún dejar de señalar es el por qué la mayoría de los electores de origen mexicano y latino, sabiendo muy bien lo que le espera a sus congéneres indocumentados votaron mayoritariamente por Donald Trump y el Partido Republicano. Me cuesta mucho trabajo entender que los nuestros fueran factores claves tan importantes para el triunfo de Trump y para la sonora y tronante derrota de Kamala Harris.

Ahora, ante la amenaza del futuro presidente estadounidense a Canadá, es de esperarse un acuerdo previo de la presidenta Claudia Sheinbaum con el mandatario de aquel país, Justin Trudeau, con el objetivo de articular un plan conjunto de defensa de los intereses de México y Canadá frente a la agresión tan anunciada.

* El Lic. Heriberto Galindo Quiñones ha sido Cónsul General de México en Chicago, Embajador en Cuba, además de diputado federal y senador en recientes legislaturas, así como coordinador del grupo parlamentario del PRI.

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