UN ROSTRO FAMILIAR PARA LOS ESTADOS UNIDOS
Melania Trump Reinventando su Imagen
Por Mtra. Andrea María Guzmán Mauleón *
Mucho se habla del papel que desempeñan las mujeres como esposas de los mandatarios, generalmente llenándolas de una serie de preceptos y de roles por cumplir.
En esta ocasión analizaremos a Melania Trump, que bien pudiera ser nombrada nuevamente como “esposa de Donald Trump”; sin embargo, a través de este artículo, vamos a revalorar sus facetas y descubrir el porqué ha sido una figura estigmatizada por la polarización, pero que al mismo tiempo se ha mantenido cautivadora desde el inicio de su incursión en la Casa Blanca.
Su presencia durante el primer mandato de Trump estuvo marcada por un papel público cuidadosamente limitado y un estilo que mezclaba elegancia con un aire de misterio. Sin embargo, con la posibilidad de un segundo mandato de Donald Trump, las expectativas en torno a la faceta que Melania podría adoptar han cambiado significativamente.
A través de estas líneas, les invito a explorar en las entrañas de su transformación, del manejo que ha tenido su imagen pública y de las estrategias que podría emplear para redefinirse en el contexto de una nueva etapa presidencial.
Empezaré por recordar que en el primer periodo, del 2017 al 2021, Melania adoptó una posición que muchos calificaron de reservada. Como Primera Dama, su iniciativa más destacada fue la campaña "Be Best", enfocada en el bienestar infantil, la lucha contra el acoso cibernético y la prevención del abuso de opioides. A pesar de los objetivos altruistas de la campaña, recibió críticas constantes debido a la falta de claridad en su implementación y por las aparentes contradicciones con la retórica de división que caracteriza a su esposo.
Ella, quien también fue objeto de un análisis constante por su estilo, portó atuendos cuidadosamente seleccionados y logró establecerse como un ícono de la moda, aunque no sin polémicas y me atrevo a decir que incluían un toque sutil de rebeldía y descontento.
Recordemos aquel mensaje velado que nos dio con su famosa chaqueta cuyo mensaje textual fue: "I really don't care, do u?" (Realmente no me importa, ¿y a ti?); la cual utilizó durante una visita a un centro de detención de niños migrantes.
Me atrevo a destacar este tipo de conductas porque, indudablemente, este gesto la colocó ante la opinión pública como una mujer insensible, convirtiendo la situación en un sinónimo de desconexión y desinterés por las causas sociales de toda una nación.
Además, su lenguaje corporal y presencia en actos oficiales alimentaron percepciones de que estaba distante, tanto de su esposo como de su rol público. A diferencia de predecesoras como Michelle Obama o Laura Bush, quienes abrazaron un enfoque más activo y accesible, Melania parecía inclinarse por una imagen de Primera Dama en segundo plano.
Ahora bien, ante el triunfo de Donald Trump en este 2024, la narrativa en torno a Melania está destinada a cambiar.
Críticos y líderes de la opinión pública sugieren que, tras haber experimentado el escrutinio público y político de la primera ocasión, ella podría optar por una estrategia más definida y comprometida en su rol de Primera Dama.
Y sí, porque aunque no han sido muy evidentes, hay indicios de que Melania podría buscar reformular su imagen como una figura más activa y empática, alineándose con las expectativas de una sociedad que demanda a las mujeres conformar liderazgos más visibles y accesibles.
Uno de los elementos clave en esta transformación sería el aprendizaje acumulado de su primera experiencia como Primera Dama. Si bien mantuvo una postura reservada, la experiencia podría haberla preparado para enfrentar de manera más directa los desafíos y críticas que inevitablemente surgirían en un segundo mandato. Una posibilidad sería expandir su campaña "Be Best" con objetivos más concretos, midiendo su impacto y comunicando resultados tangibles, lo que fortalecería su credibilidad.
Además, en un panorama político más polarizado que antes, Melania podría desempeñar un papel fundamental como figura unificadora dentro del círculo de Trump. Su habilidad para proyectar una imagen de calma y estabilidad podría servir como contrapeso a las controversias que frecuentemente rodean al expresidente. Esto no solo beneficiaría la percepción pública de toda la administración, sino que también le permitiría a Melania destacar por méritos propios.
Otro aspecto que podría definir esta nueva etapa es su potencial para liderar en áreas como la moda y la diplomacia cultural. Durante el primer mandato, su estilo fue admirado en todo el mundo, pero rara vez se le dio un contexto político o diplomático. En esta “segunda vuelta”, podría usar su influencia en la moda para promover diseñadores emergentes, fomentar la sostenibilidad y reforzar las relaciones culturales con otras naciones.
En contraste con su postura inicial, ahora Melania podría buscar mayor independencia y autonomía en sus actividades. Un segundo mandato de Trump podría ofrecerle la oportunidad de desvincularse de las críticas relacionadas con la figura de su esposo y construir una narrativa propia. Este enfoque sería particularmente relevante en temas que no necesariamente están alineados con las prioridades de la administración, pero que podrían generar un impacto significativo en la sociedad.
Por ejemplo, Melania podría abordar temas de salud mental, especialmente entre jóvenes: o bien, liderar esfuerzos para combatir la desinformación en redes sociales, un problema que ha escalado en los últimos años. Estas iniciativas le permitirían consolidar un legado más allá de su rol como esposa del presidente, posicionándose como una líder en derechos humanos y justicia social.
La evolución de Melania Trump, de una Primera Dama reservada a una figura potencialmente más activa y proactiva en un segundo mandato, le brinda a los ciudadanos estadounidenses la certeza de un rostro que les resulta muy familiar, pero con una nueva faceta, decidida y desafiante.
Con ello, se presenta una oportunidad para redefinir su legado… El futuro podría llevarnos a descubrir a una Melania más comprometida, visible y estratégica, con la posibilidad de trascender, reinventarse y generar un impacto positivo en la percepción de la administración de Donald Trump. La pregunta que queda en el aire es: ¿estará dispuesta a asumir este desafío y redescubrirse en el proceso?
* Andrea María Gúzman Mauleón: Maestra en Dirección de la Comunicación y Licenciada en Ciencias y Técnicas de la Comunicación. Con más de 9 años de experiencia en Igualdad de Género dentro de la Administración Pública. Asesora Legislativa en Cámara de Diputados.