Políticas de Donald Trump Tensan Relaciones Binacionales
Por Camilo Sánchez
Ya estamos en el tramo final del año y con esto ya superamos el periodo electoral que acontecía a ambos lados de la frontera entre Estados Unidos y México. Viendo por un lado a Claudia Sheinbaum como la primera presidenta de México y por el otro a Donald Trump electo para su segundo mandato. Este proceso no se ha vivido sin turbulencias ni posteriores; ya el 25 de noviembre Trump condicionó a México y Canadá a parar el flujo migratorio y el tráfico de fentanilo con la amenaza de imponer un 25% de arancel para los productos que vengan de estos países.
La reacción del gobierno mexicano no tardó y señaló que una medida de ese tipo le generaría una inflación y pérdida de empleos, dejando entrever que no se quedará de brazos cruzados y también podría implementar aranceles desde México.
A pesar de que ante la opinión pública Sheinbaum quiso mostrar que mantiene una posición de independencia ante Trump, la realidad, es que desde el pasado gobierno, México ha implementado políticas sumamente agresivas para tratar el tema de la migración que han implicado detenciones sin precedentes, procesos de solicitud de asilo cada vez más complicados que apuestan por del desgaste, además del uso de la propia Guardia Nacional para resguardar fronteras y realizar operativos que han acabado con vidas de personas migrantes.
Desde el gobierno de Estados Unidos ya ha habido un adelanto de quien va ser el encargado del ICE (Servicio de Control de Inmigración y Aduanas). Thomas Homan o mejor conocido como el "zar de la frontera" ya trabajó en ese mismo puesto durante el periodo trumpista, implementando una política que separó a más de 4 mil niños de sus familias. La experiencia previa en el puesto y que la prioridad del siguiente gobierno sea la migración solo nos hace imaginar una posible profundización de la crisis humanitaria que atraviesa la frontera México con Estados Unidos.
El impacto del fenómeno político llamado Trump, ha generado una ola de reacciones en todo el mundo y al interior del propio Estados Unidos, pero hagamos un repaso de cómo se han ido posicionando algunos gobernadores de diferentes Estados respecto a la migración.
Texas lleva años con su gobernador Greg Abbott siendo el estado fronterizo más agresivo para “combatir” la migración, buscando posicionarse como la principal contraparte republicana al gobierno de Biden, buscando implementar políticas que agilicen los procesos de exportación y que permitieran el uso indiscriminado de la fuera por parte de las fuerzas públicas al momento de realizar una detención completamente arbitraria.
Ahora se ha mostrado como el principal aliado de Trump para poder implementar su plan de gobierno, empezando con una línea de boyas a través del Río Bravo entre Piedras Negras, Coahuila e Eagle Pass, y un comunicado desde la oficina del gobernador como del Departamento de Seguridad Pública de Texas (DPS) que el propósito es “detener el contrabando de drogas, armas y personas a Texas y prevenir, detectar e interceptar la actividad delictiva transnacional entre los puertos de entrada”.
Texas sabe que puede ser un punto tan importante en el proceso de deportaciones masivas planeadas por Trump, que ya ofreció un terreno de más de 500 hectáreas para la construcción de centros de deportación sin que haya empezado aún su mandato.
Si bien en Nuevo México incluso se ha pronunciado en contra de diferentes políticas de Texas, mostrándose como un Estado liberal, han mantenido acuerdos con el ICE para realizar detenciones conjuntas y su frontera es considerada la más mortal para migrantes.
Arizona no se ha mostrado como posible aliado de Trump, el alto flujo migratorio también ha tenido su reacción con altas detenciones y políticas que restringen el paso por la frontera, como la Propuesta 314 que de manera resumida permite detenciones arbitrarias a personas “sospechosas”, criminaliza el ingreso sin autorización y otorga facultades federales a jueces estatales como el poder ordenar deportaciones.
A diferencia del resto, California resalta por recientemente declararse "Estado santuario" para migrantes, prohibiendo el uso de sus recursos para implementar las deportaciones masivas esperadas por Trump y posicionándose desde ahorita como un Estado que busca hacer frente a las políticas anti migratorias planeadas por el futuro gobierno federal.
El repaso de cómo se ha ido modificando el panorama político en la frontera, es clave para tratar de hacer una lectura lo más clara posible de la situación, en medio de dos gobiernos que buscan crear dos narrativas distintas: México queriendo dar una imagen de país independiente al histórico sometimiento de Estados Unidos y ellos que a la par buscan mantener esta imagen de país hegemónico en la zona.
* Camilo Sánchez estudia la licenciatura en Derecho, en la Universidad Autónoma Metropolitana, plantel Azcapotzalco.